La
tecnología de internet en realidad no es algo nuevo. Su antepasada, Arpanet, se
desarrolló ya en 1969 (Abbate, 1999). Pero no llegó a los usuarios particulares
hasta la década de 1990, desde ese momento se propagó por el mundo a una
velocidad extraordinaria. En 1996 se calculó por primera vez el número de
usuarios de internet, con un resultado de 40 millones. En 2013 ya son más de
2.500 millones, la mayoría residente en China. Por otro lado, la expansión de
internet se vio restringida durante un tiempo debido a la dificultad que
planteaba la instalación de infraestructuras de telecomunicaciones terrestres
en países en vías de desarrollo. Esto ha cambiado con la eclosión de las
comunicaciones inalámbricas a principios del siglo XXI. Así, mientras en 1991
había unos 16 millones de suscriptores (números) de dispositivos inalámbricos
en el mundo, en 2013 son casi 7.000 millones (para un planeta de 7.700 millones
de habitantes). Teniendo en cuenta el uso que se hace de la telefonía móvil en
los entornos familiar y rural y considerando el uso limitado de estos aparatos
entre niños menores de cinco años, podemos decir que casi toda la humanidad
está conectada, aunque con importantes diferencias en cuanto a ancho de banda y
a eficiencia y precio del servicio.
Para poder
comprender en profundidad los efectos de internet en la sociedad tenemos que
recordar que la tecnología es cultura material. Se produce en el curso de un
proceso social, dentro de un entorno institucional particular y sobre la base
de las ideas, los valores, los intereses y el conocimiento de sus creadores
originales y sus continuadores. En este proceso tenemos que contar con los
usuarios de dicha tecnología, los que se apropian de ella y la adaptan, en
lugar de limitarse a aceptarla tal como está. Así pues, la modifican y producen
en un proceso infinito de interacción entre producción tecnológica y uso
social. Por ello, para evaluar la importancia de internet en la sociedad, tenemos
que considerar las características específicas de internet como tecnología.
Después habremos de situarla en el contexto de una transformación total de la
estructura social y relacionarla con las características culturales de dicha
estructura social. Porque efectivamente vivimos en una nueva estructura social,
la sociedad de las redes globales, caracterizada por la aparición de una nueva
cultura, la cultura de la autonomía. Como ya he dicho, las investigaciones
realizadas han concluido que internet no aísla a las personas ni reduce su
sociabilidad, sino que en realidad la aumenta.
-Aschly Rebeca Haydt Orozco-
No hay comentarios:
Publicar un comentario